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25ene.

Monseñor Jesús Castro, plantea algunas propuestas dedicadas al año de la oración en la Diócesis de Higüey.

El obispo de la Diócesis Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, Monseñor Jesús Castro Marte, mediante la circular No. 003-2024 se dirige a sus sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, ministros extraordinarios, catequistas, seminaristas y demás miembros del Pueblo de Dios en esa porción de tierra; siguientes con la finalidad de comunicarles las propuestas dedicadas al año de la oración, como sugerencias pastorales:

  1. Buscar los medios necesarios para que los fieles se sientan motivados a adorar a Jesús Sacramentado, en momentos, dedicados a la adoración del Santísimo.
  2. Realizar durante el periodo cuaresmal, retiro de silencio donde se haga una meditación y dediquen un día entero a reflexionar, que sea abierto a todo el pueblo de Dios, llevado a cabo en un lugar tranquilo de paz, puede ser en un campo y finalizar con la celebración eucarística.
  3. Motivar a los jóvenes de una forma creativa e innovadora a la oración, ninguna parroquia puede dejar espacios vacíos, razón por lo que, tenemos que ofrecerles una oportunidad para que dichos jóvenes se integren en lo indicado anterior y así, pueden lograr encontrarse con ellos mismos. . . .
  4. En cuanto a los adolescentes y niños de catequesis, tratar de implementarles métodos pedagógicos que se sientan motivados al espacio de la oración.
  5. A los laicos y demás que están vinculados, que son responsables de compromisos directos con las parroquias: Todos los consejos parroquiales con esos grupos sacar un tiempo prolongado de 1 a 2 días, con la finalidad de practicar la oración en silencio. Además, hacer una propuesta por el año de la oración, para que realicen un día de desierto con los hombres de la comunidad parroquial, principalmente con los que están más alejados.
  6. Que los movimientos apostólicos que existen en sus parroquias, los párrocos pertinentes motiven a sus feligreses a fortalecer el vínculo de amor y convivencia, a través de un retiro que los haga impactar en su vida de fe.

Además la comunicación cita, que el Miércoles de Ceniza se dará inicio al tiempo santo de Cuaresma, que termina con el anuncio gozoso de la Resurrección del Señor en la noche de Pascua. Empezaremos este tiempo con el austero rito de la imposición de la Ceniza. Con él se manifiesta la propia fragilidad, que nuestros pecados ponen de manifiesto.

El 2024 será el Año de la Oración, siguiendo la propuesta del Papa Francisco. En el marco de la preparación del Jubileo, se invita las diócesis a promover la centralidad en la oración individual y comunicatoria. Para ello, se podrían proponer “peregrinaciones de oración” hacia el Año Santo.

Querido Sacerdote y diácono, de formar singular te solicita que no te encierres en ti, en lo que piensas, sientes o saber hacer. Comparte lo poco o mucho, que cree que Dios ha sembrado en tu corazón. No te encierres a tu propia carne y lleva a todos, con tus palabras y tus acciones hacia Jesucristo que nos dice a lo largo del camino cuaresmal: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo , y no te cierres a tu propia carne”. Isaías, 58-7. La tarea del pastor es cuidar, guiar, alimentar, reunir y buscar.

El Papa Francisco nos ha dicho muchas veces que buscar es hoy especialmente necesario. El Señor vino desde el señor del Padre a escarbar a la humanidad, alejada de Dios y necesitada de redención. Él es el Buen Pastor, que busca la oveja perdida para ofrecerle el amor de Dios (Jn 10, 1-18)

A las religiosas: el amor es el único capaz de romper las gritas del odio, de la violencia y de la indiferencia. Esto que a algunos les puede parecer una utopía impracticable, es el único camino, el único código que sale al mundo y hace posible y hace posible la fraternidad humana. Por eso la cuaresma es el camino hacia la Pascual, tal realidad sigue siendo, en nuestro siglo XXI, la Buena Noticia que necesita el mundo y que nos llena de verdadera esperanza.

Al Pueblo de Dios: Conviértase significa repensar la vida y la manera de situarse ante ella desde Dios, donde está la verdad; poner en cuestión el propio y el común modo de vivir, dejar entrar a Dios en los criterios de la propia vida, no juzgar, ni ver sin más, conforme a las opiniones corrientes que se dan en el ambiente, sino en conformidad con el juicio y la visión de Dios mismo, como vemos en Jesús. Convertirse es dejar el pensamiento de Dios sea el nuestro, asumir, por tanto, “su mentalidad y sus costumbres”, como comprobamos y palpamos en Jesucristo.    

Monseñor Jesús Castro Marte, se despide implorando a la Virgen, Nuestra Señora de la Altagracia para que les protejan e iluminen.  

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