El consumo de cafeína es beneficioso para el día a día porque ayuda a estimular el cerebro pero al mismo tiempo, una ingesta excesiva también puede convertirse en la causa de nuestro problema para dormir.
Y, es que el consumo excesivo de cafeína produce un aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por ellos se recomienda evitar la ingesta en pacientes con enfermedades cardiovasculares e hipertensión.
Las personas frecuentemente buscan despertarse con alternativas menos potentes como el té o la yerba mate. Pero como advierte la autoridad europea de seguridad alimentaria, la cafeína, se añade a dicha bebida, aunque su etiquetado no lo tenga incluido de forma expresa, estos productos contienen este estimulante.
Lo mismo ocurre con los refrescos, las bebidas energéticas y algunos suplementos deportivos para entrenar.
Le entidad, también señala que la cafeína forma parte de la composición de una variedad de alimentos como los pasteles, helados y dulces, así que son muchos los niños y jóvenes que a diario toman cafeína sin saberlo, aproximadamente el 73% de los menores consumidos. . este compuesto químico, según lo informa el departamento estadounidense de centro para el control y prevención de enfermedades.
La gran fuente de los más pequeños son los refrescos, y según médico la cafeína no debería incluirse en la dieta de un menor, ya que la sustancia que contienen harán que sean más activos e tranquilos y después de dormirse, alterando así sus horas de sueños. . , asimismo puede favorecer la ansiedad e influir en su estado de ánimo.
El abuso de refrescos y bebidas energéticas de convierte en un peligro para niños y jóvenes, además de su alto contenido en azúcar, que la convierte en un alimento clave para el desarrollo de la obesidad.
La autoridad europea de seguridad alimentaria establece las cantidades recomendadas para diferentes grupos de población, en ningún caso incluye niños y adolescentes. Los adultos sanos pueden tomar hasta 400 miligramos de cafeína al día, para las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, se marca una ingesta habitual de hasta 200 miligramos, una cantidad que no tiene efecto para la salud del feto.