El grito de la paz, no puede ser suprimido, sale del corazón de las madres, está escrito en el rostro de los refugiados de la familia que huyen de los heridos, oprimidos, maltratados, moribundos, olvidados y ese grito silencioso sube al cielo.
La Arquidiócesis de Santo Domingo ha dado un paso trascendental en su compromiso con la ...
A propósito de las medidas anunciadas por el Estado dominicano sobre las deportaciones masiva...
La Arquidiócesis de Santo Domingo, a través de su Pastoral Vocacional, culminó ...
El cuadro original de la Virgen de la Altagracia fue trasladado desde la Basílica de Higü...
Los pueblos indígenas conforman más de 5.000 grupos distintos en unos 90 países...