No olvidemos a nuestros adultos mayores, que en muchas ocasiones con sus caricias hemos sido levantados, animado en medio de las dificultades y problemas; nos hemos sentido amada, hemos sido sanado por dentro.
Les invito a que aprendamos a crecer juntos a nuestros abuelos, a saber sentirnos abrazados por Ellos, a que avancemos juntos de la mano de sus consejos, porque el Señor bendice el camino de aquellos que se acuerdan de sus antepasados.
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